- 19 de mayo de 2025
La colisión del Buque Escuela Cuauhtémoc con el Puente de Brooklyn dejó dos cadetes muertos y más de una veintena de heridos.

El 17 de mayo, lo que debió ser una maniobra ordinaria de zarpe se convirtió en tragedia. El Buque Escuela Cuauhtémoc, uno de los símbolos navales más reconocidos de México, colisionó con la parte inferior del puente de Brooklyn en Nueva York. El saldo fue devastador: dos cadetes muertos y al menos 19 personas heridas.
El golpe, que partió mástiles y sumió a parte de la tripulación en el caos, ha puesto en pausa la gira internacional de la embarcación y ha abierto múltiples frentes: desde los cuestionamientos técnicos hasta los discursos políticos.

Falla mecánica y maniobra fatal
De acuerdo con el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, Wilson Aramboles, el buque sufrió "una falla mecánica que dejó a la embarcación sin capacidad de maniobra".
A pesar de que el destino era el paseo marítimo de Brooklyn, el Cuauhtémoc terminó desviándose y golpeando la estructura del puente.
Los videos captados por testigos muestran la brutalidad del impacto: mástiles quebrados, tripulantes colgando de cuerdas y otros desplazándose de forma desesperada por las velas. Una escena dramática que se viralizó rápidamente, incluyendo fragmentos donde se escuchan risas de fondo. ¿Nerviosismo o burla? El debate sigue encendido en redes.
Víctimas con nombre y rostro
Los fallecidos fueron América Yamilet Sánchez, de 21 años, originaria de Xalapa, Veracruz, y Adal Jair Marcos, de 22, de Salina Cruz, Oaxaca.
Ambos formaban parte del cuerpo de cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar. América, una destacada nadadora, compartió imágenes del buque en Nueva York poco antes del accidente.
Adal Jair era descrito por sus allegados como un joven apasionado por el mar y los viajes. La madrugada del lunes, sus cuerpos regresaron a Veracruz para recibir un homenaje póstumo en la institución naval.

Reacciones divididas: condolencias y capital político
La presidenta Claudia Sheinbaum abrió su conferencia matutina del 19 de mayo expresando condolencias: "Sentimos mucho el fallecimiento de dos miembros de la tripulación del Buque Escuela Cuauhtémoc".
Sin embargo, no tardó en deslizar una crítica hacia quienes han señalado fallas del gobierno a raíz del accidente. "No tiene otro adjetivo, es mezquindad, sobre todo cuando dos jóvenes fallecieron", dijo, en respuesta a opositores que cuestionaron el estado del buque o incluso relacionaron el hecho con un video grabado a bordo sobre la elección del poder judicial.
Sheinbaum defendió que dicha grabación "no tiene relación alguna con la institución" y acusó a la oposición de intentar politizar el duelo. Como contrapeso, proyectó videos donde ciudadanos cantan Cielito Lindo o despiden al buque entre porras de "¡México, México!", como reflejo –dijo– de la verdadera solidaridad del pueblo.
Un ícono en pausa
El Buque Escuela Cuauhtémoc es más que un barco: ha sido embajador flotante de la Armada de México desde 1982, con visitas en más de 60 países. Es parte de la formación naval de los cadetes, y su presencia en puertos extranjeros suele ser motivo de orgullo nacional. Esta vez, sin embargo, su escala en Nueva York terminó en tragedia.
La Marina informó que la embarcación no podrá continuar su gira por ahora. Los daños estructurales serán evaluados y posiblemente reparados en un astillero de Nueva York, con los costos cubiertos por el seguro.
Las causas del accidente aún no han sido determinadas oficialmente. La Secretaría de Marina trabaja con la Agencia Nacional de Transporte y la Guardia Costera de Estados Unidos en la investigación. Por ahora, la hipótesis de la falla mecánica prevalece, pero se evalúan también posibles errores humanos o problemas con los remolques. "Una vez concluidas estas indagatorias, se presentarán los informes necesarios para esclarecer las causas del accidente", señaló Sheinbaum.
Mientras los familiares de los 172 cadetes que regresaron al país se reencontraban con ellos en la Heroica Escuela Naval, dos jóvenes yacían en hospitales neoyorquinos, aún en estado crítico. En paralelo, el uso político del accidente escala. Desde los cuestionamientos sobre el mantenimiento del Cuauhtémoc hasta los reclamos por convertir una tragedia en acto de campaña, el naufragio simbólico no ha terminado.
El país espera respuestas técnicas, no discursos. Mientras no haya un informe oficial, la memoria de América Yamilet y Adal Jair no debería quedar atrapada entre los escombros de un velero ni en el oleaje de una agenda electoral.

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