- 02 de octubre de 2024
La explosión causó un cráter en la pista del aeropuerto de Miyazaki en Japón, causando sorpresa para trabajadores y usuarios.
El incidente sacudió al aeropuerto de Miyazaki, en Japón, cuando una bomba de la Segunda Guerra Mundial, enterrada durante más de siete décadas, explotó inesperadamente. El artefacto, de origen estadounidense, dejó un cráter de dimensiones considerables, interrumpió las operaciones del aeropuerto y canceló casi 90 vuelos. A pesar de la magnitud, no se reportaron víctimas, pero si cercanía a uno de los aviones.
El aeropuerto, ubicado en la isla de Kyushu, vivió un episodio alarmante este miércoles con la detonación de una bomba sin explotar, remanente de los bombardeos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. El explosivo, descubierto bajo la pista, fue responsable de generar un cráter de aproximadamente siete metros de ancho y un metro de profundidad, lo que forzó el cierre temporal de las instalaciones y la cancelación masiva de vuelos.
El Ministerio de Transporte japonés informó que la explosión ocurrió cuando un equipo de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón, especializado en la desactivación de bombas, se encontraba trabajando en la localización y posible neutralización del artefacto. Afortunadamente, las autoridades confirmaron que no se registraron personas heridas. Sin embargo, el incidente provocó caos entre los pasajeros y tripulantes, muchos de los cuales quedaron varados sin previo aviso.
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Impacto en el aeropuerto y cancelaciones masivas
El aeropuerto de Miyazaki, conocido por sus conexiones con las principales ciudades de Japón como Tokio, Osaka y Fukuoka, se vio gravemente afectado por la explosión. Según el Ministerio de Transporte, casi 90 vuelos fueron cancelados, lo que causó trastornos significativos en el tráfico aéreo nacional. Las aerolíneas más perjudicadas fueron JAL (Japan Airlines) y ANA (All Nippon Airways), cuyos vuelos se vieron interrumpidos en medio del ajetreo diario.
Decenas de pasajeros que esperaban abordar sus vuelos se vieron sorprendidos por el anuncio de la suspensión de las operaciones, sin tener certeza de cuándo podrían reanudar su viaje. Las autoridades aeroportuarias, por su parte, priorizaron la seguridad y tomaron la decisión de cerrar la pista hasta nuevo aviso, mientras los ingenieros y equipos de mantenimiento evaluaban los daños ocasionados por la explosión.
A pesar de la incertidumbre, las autoridades aeroportuarias confirmaron que los trabajos para rellenar el cráter y reparar los daños comenzaron de inmediato, y que se esperaba reanudar las operaciones el jueves por la mañana. Los equipos de emergencia trabajaron de forma ininterrumpida para garantizar que la pista quedara en condiciones óptimas antes de que los vuelos pudieran volver a operar con normalidad.
Una bomba de la Segunda Guerra Mundial: el origen del incidente
La explosión se debió a una bomba que había permanecido enterrada durante más de 70 años, un vestigio de la intensa campaña de bombardeos aéreos que Estados Unidos llevó a cabo sobre Japón en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. Aunque es común que aparezcan bombas sin explotar en Japón, este tipo de hallazgos suelen generar preocupación debido a los posibles riesgos que implican.
El equipo de desactivación de explosivos de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón fue llamado al lugar tras descubrirse la bomba durante unas obras de mantenimiento en el aeropuerto. Aunque se desconocen los detalles precisos del origen de la bomba, las autoridades especulan que podría tratarse de un artefacto lanzado por los bombarderos estadounidenses que atacaron la zona durante los últimos años del conflicto.
El aeropuerto de Miyazaki tiene un historial relacionado con estos artefactos. Según un funcionario del Ministerio de Transporte japonés, en ocasiones anteriores ya se habían encontrado bombas sin detonar en las cercanías del aeropuerto, lo que ha generado preocupación entre los residentes y trabajadores de la zona. Sin embargo, la explosión de este miércoles fue la primera en causar daños visibles e interrumpir las operaciones de manera tan drástica.
Peligro de nuevas explosiones y medidas de seguridad
A pesar del incidente, las autoridades aseguraron que no existe riesgo de nuevas explosiones en el aeropuerto. Tras una exhaustiva inspección realizada por el equipo de expertos, se confirmó que el área es segura y que no hay otros artefactos explosivos que puedan representar una amenaza para los viajeros y el personal del aeropuerto.
Este tipo de hallazgos no son raros en Japón. Más de 79 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, miles de bombas sin detonar aún permanecen ocultas bajo tierra en diversas partes del país. Ciudades como Tokio, Osaka y Okinawa han sido escenario de hallazgos similares, donde se han tenido que desactivar cuidadosamente bombas sin explotar de la misma época. La presencia de estos artefactos es un recordatorio de los feroces bombardeos que sufrieron varias regiones japonesas durante la guerra.
Los especialistas en desactivación de explosivos en Japón cuentan con una amplia experiencia en la gestión de estos artefactos. Cada año, se descubren y desactivan decenas de bombas sin detonar, especialmente en áreas que fueron blanco de intensos bombardeos durante la guerra. Sin embargo, la explosión de este miércoles es una señal de que, a pesar de los esfuerzos, siempre existe la posibilidad de que algún artefacto pase desapercibido y detone inesperadamente.
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La historia bélica de Miyazaki y los pilotos "kamikazes"
Miyazaki, donde ocurrió la explosión, tiene una profunda conexión con la historia militar japonesa. Durante la Segunda Guerra Mundial, esta ciudad fue una base naval clave para las operaciones japonesas. Desde aquí, cientos de pilotos "kamikazes" despegaron en sus misiones suicidas contra las fuerzas aliadas, marcando uno de los capítulos más oscuros y desesperados de la guerra en el Pacífico.
El término "kamikaze" hace referencia a los pilotos que, conscientes de que su misión sería su última, se lanzaban en aviones cargados de explosivos contra barcos y objetivos enemigos. La base de Miyazaki fue un punto central para estas operaciones, y la presencia de bombas sin detonar en la región es un recordatorio tangible de la ferocidad del conflicto en aquellos años.
A lo largo de las décadas, varios artefactos explosivos han sido desenterrados en las cercanías de la ciudad, y las autoridades han mantenido protocolos estrictos para gestionar estos hallazgos. La mayoría de las bombas descubiertas son desactivadas de manera controlada, pero en esta ocasión, el artefacto explotó antes de poder ser neutralizado, lo que ha vuelto a poner en el centro de atención los peligros latentes que la guerra dejó en el territorio japonés.
Los expertos en seguridad han señalado que, a pesar de los avances en la tecnología de detección y desactivación de explosivos, aún queda un largo camino por recorrer para garantizar que no queden bombas sin detonar en áreas pobladas o estratégicas. Además, han destacado la importancia de reforzar las inspecciones en infraestructuras clave como aeropuertos, estaciones de tren y puertos, especialmente en regiones que fueron fuertemente bombardeadas durante la guerra.
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