- 11 de octubre de 2025
Aunque el salario mínimo se ha cuadruplicado desde 2016 y duplicado su poder adquisitivo desde 2018, sigue siendo insuficiente para cubrir el costo real de vida en el país.

Durante décadas, el salario mínimo en México fue una cifra simbólica más que una garantía de bienestar. Entre 1988 y 2016, el ingreso apenas pasó de 6.47 a 73.04 pesos diarios, un aumento nominal que la inflación se encargó de desvanecer. En ese lapso, el trabajador promedio perdió casi todo su poder de compra y sobrevivía con un ingreso que representaba apenas una quinta parte del actual.
El panorama comenzó a cambiar a partir de 2017, cuando los incrementos al salario mínimo superaron por primera vez en años el ritmo de la inflación. En 2025, el salario mínimo general asciende a 278.80 pesos diarios, equivalentes a 8,364 pesos mensuales: el nivel más alto desde la creación de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI).
Según datos del Banco de México y la propia comisión, entre 2018 y 2025 el salario mínimo creció 215 % en términos nominales y 90 % en términos reales, con un promedio anual de aumentos del 18 %, muy por encima de la inflación promedio del 5 %.
En el mismo periodo, el poder adquisitivo se duplicó: el índice real pasó de una base 100 en 2018 a 218 en 2025.
Una recuperación que no alcanza
El avance es innegable, pero insuficiente. Si bien el salario mínimo actual permite cubrir 1.7 canastas alimentarias individuales, se queda corto frente al costo de la canasta ampliada, que incluye bienes y servicios no alimentarios.
En 2025, una persona necesita alrededor de 9,980 pesos mensuales para cubrir sus necesidades básicas, mientras que una familia promedio de cuatro integrantes requiere casi 40,000 pesos al mes. En otras palabras, se necesitan al menos cinco salarios mínimos para solventar los gastos de un hogar.
Durante más de tres décadas, el ingreso básico fue incapaz de cubrir siquiera una canasta alimentaria individual. En 1988 representaba apenas el 70 % de su costo y, en 1995, cayó a poco más del 50 %.
No fue sino hasta 2022 cuando, por primera vez, el salario mínimo superó el valor de esa canasta. Tres años después, logra cubrir una y media, pero sigue lejos de garantizar un nivel de vida digno.

México, líder en crecimiento... pero no en bienestar
A nivel internacional, México ha registrado uno de los mayores incrementos salariales del mundo. De acuerdo con la OCDE, entre 2021 y 2025 el salario mínimo real creció 56.7 %, mientras que el promedio del organismo fue de apenas 2.6 %.
En dólares internacionales (PPA), el ingreso mínimo mexicano pasó de 4.3 a 8.8 dólares por día, un incremento real de más del 100 %. Pese a ello, el país continúa en la mitad baja del ranking, por debajo de economías como España o Chile.
En España, por ejemplo, el salario mínimo mensual equivale a 1,297 dólares PPA, cubriendo el 77 % del costo promedio de vida mensual. En México, en cambio, los 267 dólares PPA alcanzan para cubrir solo cuatro de cada diez pesos del gasto promedio en bienes y servicios básicos.
Entre las economías latinoamericanas, Chile lidera en poder adquisitivo (55 % de cobertura), seguido por Colombia (48 %) y Brasil (48 %). México encabeza el crecimiento salarial regional, pero su nivel de ingreso sigue sin ser suficiente frente al costo de vida local.

Un esfuerzo sostenido con retos estructurales
El gobierno federal y la CONASAMI presumen los avances como una política de justicia económica. Sin embargo, el reto de fondo no es solo aumentar el salario, sino cerrar la brecha entre ingreso y costo de vida.
Mientras los alimentos, la vivienda y los servicios básicos continúen aumentando por encima del promedio salarial, los incrementos —por más históricos que sean— seguirán sin alcanzar para lo esencial.
El salario mínimo mexicano ha dejado de ser una cifra simbólica, pero aún no es una base suficiente para garantizar una vida digna. Crece, sí, pero el bolsillo de los trabajadores sigue corriendo detrás del costo de la realidad.
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