- 30 de octubre de 2024
La detención de Zambada desató un conflicto diplomático entre Washington y el gobierno de Claudia Sheinbaum, quienes piden explicaciones sobre el operativo liderado por Estados Unidos.
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La captura de Ismael "El Mayo" Zambada, uno de los capos más buscados y respetados del narcotráfico, ha desencadenado una disputa diplomática entre México y Estados Unidos. Mientras que en Washington celebran el arresto como una victoria en la guerra contra el narcotráfico, en México persisten las tensiones.
La falta de claridad en la participación de ambos gobiernos y la acusación de una posible operación extraterritorial han deteriorado una relación binacional ya marcada por la desconfianza, haciendo que la detención inesperada fuera la gota que derramó el vaso entre ambos países.
La caída de "El Mayo" Zambada fue motivo de celebración, donde la DEA, el FBI y el Departamento de Justicia lo presentaron como un golpe contundente al Cártel de Sinaloa, que durante décadas ha sido uno de los principales distribuidores de drogas en territorio estadounidense.
En México, no ha sido la misma reacción debido a la creciente tensión y violencia en algunos estados. La falta de transparencia sobre los detalles del operativo que llevó a Zambada y a Joaquín Guzmán López, hijo de "El Chapo", a una captura en territorio estadounidense genera incómodas interrogantes en el gobierno mexicano.
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El expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) destacó que México fue informado del arresto sólo minutos después de haberse realizado, subrayando que el operativo no contó con la participación de ninguna agencia mexicana. Esto impulsó a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la Fiscalía General de la República (FGR) a exigir un informe detallado a sus contrapartes estadounidenses, argumentando que el caso requería transparencia total para despejar cualquier duda sobre una posible violación de la soberanía mexicana.
Las comunicaciones bilaterales y la reacción de Estados Unidos
En respuesta, el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, presentó una cronología de las comunicaciones sostenidas entre ambos gobiernos desde la captura, defendiendo la postura de Estados Unidos al destacar que se ha mantenido una línea abierta de diálogo al más alto nivel.
En una reciente conferencia de prensa, Salazar aseguró que se han emitido varios comunicados y cartas formales, incluyendo intercambios entre el fiscal general Merrick Garland y su homólogo mexicano, Alejandro Gertz Manero.
No obstante, la presentación del embajador dejó sin respuesta las dudas planteadas por el gobierno mexicano, en particular sobre la identidad del piloto del avión que llevó a Zambada a territorio estadounidense, un aspecto que ha encendido las sospechas de una operación unilateral en territorio mexicano.
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Un precedente de desconfianza
Este reciente desencuentro diplomático entre ambos países remite a tensiones previas que ya han puesto en jaque la relación en temas de seguridad. Uno de estos puntos ocurrió en 2020, con la detención del general Salvador Cienfuegos en Los Ángeles bajo cargos de narcotráfico. Tras su exoneración, el gobierno mexicano promulgó una ley en 2021 que restringía la actividad de agentes extranjeros en México, una medida que complicó aún más la colaboración entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico.
La exembajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, opina que esta legislación fue un error que entorpeció la cooperación y debilitó la confianza. La ley, que marcó una respuesta a la injerencia estadounidense, según la diplomática, "fue un paso demasiado arriesgado que sólo terminó generando más obstáculos".
El contexto electoral en EE.UU. y su impacto en México
La captura de Zambada llega bajo el contexto de el fentanilo, una crisis de salud pública que cobra decenas de miles de vidas cada año y que se ha convertido en un tema clave para los candidatos de ambos partidos en la carrera presidencial. Tanto demócratas como republicanos ven en la guerra contra el narcotráfico una oportunidad para demostrar compromiso con la seguridad nacional.
Para los demócratas, la captura de "El Mayo" representa una victoria política que podría beneficiarles en las urnas, al presentarla como una muestra de su determinación en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, los analistas coinciden en que, a pesar del peso simbólico de la captura, esta no tendrá un impacto significativo en los flujos de droga hacia Estados Unidos.
El caso de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, quien fue condenado en Estados Unidos por sus vínculos con el narcotráfico, y la detención de Cienfuegos, son ejemplos recientes que ilustran los peligros de la corrupción en los niveles más altos del gobierno mexicano y la posible colaboración entre criminales y funcionarios.
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Postura del embajador Salazar
Para Salazar, el mensaje debe centrarse en los avances logrados en la lucha contra el narcotráfico y no en los detalles pendientes por aclarar. El embajador enfatizó el papel de México en mantener la presión sobre los cárteles, y leyó una carta del secretario de Estado, Anthony Blinken, en la que felicitaba a las autoridades mexicanas por sus esfuerzos conjuntos en la captura de figuras clave del crimen organizado.
"Es una victoria compartida", declaró Salazar, destacando que el operativo representa un ejemplo de colaboración efectiva. Sin embargo, reiteró que Estados Unidos no llevará a cabo acciones en territorio mexicano sin el consentimiento de sus autoridades, disipando así las sospechas de que el arresto de Zambada fue fruto de una operación unilateral.
La detención de Zambada parece haber marcado un punto de inflexión en la relación bilateral entre México y Estados Unidos en temas de seguridad. La reciente fricción plantea una gran pregunta sobre la capacidad de ambos países para trabajar en conjunto en su objetivo común de frenar el tráfico de drogas, en especial en un momento de cambios políticos en ambas naciones.
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