- 12 de octubre de 2024
La figura de los jueces anónimos, incorporada en la reforma judicial de Morena, genera controversia. Organizaciones internacionales y defensores de derechos humanos alertan sobre los riesgos de que se pierda la transparencia y el control ciudadano en el sistema judicial.
La reforma al Poder Judicial impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el partido Morena ha despertado polémica por varios frentes. Entre los aspectos más debatidos se encuentra la propuesta de elegir jueces mediante voto popular, pero esta semana ha surgido un nuevo punto que genera aún más controversia alrededor de este tema.
Se trata de la incorporación de los llamados "jueces sin rostro", una medida defendida por el oficialismo para proteger la integridad de los juzgadores en casos de delincuencia organizada, pero que ha sido duramente criticada por organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales de derechos humanos.
Esta propuesta realizada en la Cámara de Diputados y apoyada por López Obrador, plantea que la identidad de los jueces encargados de juzgar casos vinculados al crimen organizado sea resguardada. Esta disposición, según sus defensores, busca proteger a los jueces de amenazas y represalias que podrían poner en riesgo su seguridad y la de sus familias.
Sin embargo, algunos críticos señalan que este tipo de tribunales puede derivar en serios problemas de transparencia y violaciones a los derechos de los acusados, ya que se cree que de alguna manera esto puede prestar a sobornos en casos delicados.
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Un mecanismo de protección o una puerta a la opacidad
En una de sus conferencias matutinas, López Obrador explicó que el mecanismo de jueces anónimos es necesario debido a las presiones y amenazas que enfrentan los juzgadores en México, particularmente aquellos que llevan casos contra el narcotráfico. "Es fundamental buscar una forma de proteger a los jueces, porque muchos están sometidos a riesgos muy altos. No se trata de ocultar la justicia, sino de garantizarla bajo condiciones seguras", expresó.
Morena argumentó que este mecanismo ya ha sido utilizado con éxito en otros países para enfrentar a organizaciones criminales poderosas. Durante la discusión, la diputada Lidia García Anaya recordó que el modelo de jueces sin rostro fue implementado en Italia para combatir la mafia y en Colombia y Perú contra guerrillas y narcotraficantes. En estos países, señaló García, los jueces anónimos han jugado un rol clave en la lucha contra el crimen organizado, al reducir el riesgo de represalias violentas contra los juzgadores.
A pesar de estos antecedentes, las organizaciones defensoras de derechos humanos han alzado la voz contra esta medida, argumentando que podría ser utilizada para socavar el derecho a un juicio justo. Según el Comité de Derechos Humanos de la ONU, los tribunales con jueces anónimos presentan serias deficiencias en términos de transparencia y garantismo judicial.
Entre los problemas señalados por el organismo internacional se encuentran la falta de acceso a información crucial para la defensa, como la identidad y cualificaciones del juez, lo que impide evaluar su imparcialidad.
Derechos humanos y jueces sin rostro
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también ha emitido opiniones en contra de los jueces anónimos, subrayando que su implementación puede infringir las garantías procesales básicas. Según la Corte, el hecho de que los acusados no conozcan la identidad de los jueces impide cuestionar su imparcialidad y competencia, además de anular la posibilidad de recusar al juzgador en caso de conflicto de interés.
Esta medida, sostienen los expertos, atenta contra el derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial, consagrado en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
El caso de García Asto y Ramírez Rojas vs. Perú, resuelto por la CIDH, es uno de los más emblemáticos en relación con los jueces sin rostro. En este caso, los acusados fueron procesados por un tribunal anónimo, en un juicio plagado de irregularidades, y condenados por presuntos vínculos con el grupo armado Sendero Luminoso.
La Corte Interamericana determinó que el uso de jueces sin rostro había vulnerado gravemente los derechos de los acusados, quienes no tuvieron oportunidad de interrogar a los testigos clave ni de conocer los detalles del caso en su contra.
Este tipo de sentencias internacionales pone en evidencia los riesgos que conlleva utilizar este nuevo método de jueces anónimos en México, un país con un sistema judicial que ya enfrenta numerosos desafíos en cuanto a su independencia y capacidad para impartir justicia de manera imparcial.
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¿Una reforma con fines políticos?
Además de los riesgos para los derechos humanos, algunos críticos de la reforma judicial han señalado que la inclusión de jueces anónimos podría tener una dimensión política. Argumentan que el uso de esta figura podría ser instrumentalizado por el gobierno para mantener un control más estrecho sobre el Poder Judicial, limitando la capacidad de los ciudadanos para fiscalizar la labor de los jueces y, en última instancia, socavando la independencia de este poder del Estado.
El concepto de un "doble control político" en la elección de jueces ha sido una de las principales críticas hacia la reforma judicial de Morena. La oposición argumenta que el voto popular para elegir jueces, combinado con la posibilidad de designar jueces anónimos en casos clave, podría derivar en una mayor injerencia del poder político en el sistema judicial, lo que comprometería su autonomía.
Al respecto, algunos expertos han advertido que las leyes secundarias de la reforma podrían contener disposiciones inconstitucionales, como la reubicación de jueces sin tomar en cuenta la voluntad popular. Estas medidas, señalan, no solo vulneran la independencia judicial, sino que abren la puerta a la manipulación de los tribunales por parte de intereses políticos.
La experiencia internacional y su aplicación en México
Durante el sexenio de Felipe Calderón, en plena guerra contra el narcotráfico, se discutió la posibilidad de incorporar esta figura al sistema judicial. Calderón, quien impulsó una ofensiva militar contra los cárteles de la droga, consideró que los jueces anónimos serían una herramienta útil para proteger a quienes impartían justicia en los casos más peligrosos. No obstante, la propuesta no prosperó, en parte porque coincidía con la implementación de los juicios orales, un sistema basado en la transparencia y el acceso público a los procedimientos judiciales.
A pesar de las buenas intenciones que puedan acompañar a la figura de los jueces sin rostro, la realidad es que en países como Colombia y Perú este sistema ha generado serias dudas sobre su efectividad y su impacto en los derechos de los acusados. En ambos países, los tribunales anónimos han sido criticados por sus fallas en garantizar procesos justos y transparentes, así como por las restricciones que imponen a la defensa de los procesados.
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