- 08 de octubre de 2024
Norma Otilia Hernández fue abucheada durante el funeral del alcalde Alejandro Arcos Catalán
En medio de una creciente ola de violencia en Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, exalcaldesa de la ciudad y figura polémica tras su expulsión de Morena por reunirse con Celso Ortega , líder del grupo criminal Los Ardillos, reapareció en el funeral de su sucesor, Alejandro Arcos Catalán.
La exfuncionaria fue recibida con gritos de repudio por parte de los asistentes al servicio fúnebre, quienes la acusaron de traición y complicidad en la escalada de violencia que sacude a la capital de Guerrero. Entre las consignas más fuertes se escuchaban gritos de "¡Fuera!" y "¡Asesina!".
Visiblemente afectada, Hernández no pudo contener las lágrimas y se vio obligada a abandonar la ceremonia en la Iglesia de Santa Cruz, donde se despedía al alcalde asesinado brutalmente. Pese a los abucheos, más tarde publicó un mensaje en redes sociales describiendo a Arcos como un "hombre sincero" y "amigo" de muchas luchas compartidas, en un intento por distanciarse de las acusaciones y mostrar solidaridad con la familia del edil.
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En un video de casi dos minutos que compartió en sus redes sociales, Norma Otilia Hernández expresó su profundo dolor por el asesinato de Alejandro Arcos, a quien calificó como su "amigo" y "hermano de lucha".
Recordó los inicios compartidos en la política desde su militancia en el PRD, destacando que, aunque los partidos los separaron, sus ideales permanecieron unidos. Hernández ofreció sus condolencias a la familia del alcalde, mencionando especialmente a su esposa, hijos y padres, y reiteró su solidaridad en medio del clamor ciudadano por justicia. "Me sumo al grito de la sociedad chilpancigueña", expresó.
El asesinato de Arcos Catalán
La tragedia de Arcos Catalán ha sacudido a la comunidad, que salió a las calles exigiendo justicia. Durante el funeral, decenas de personas se manifestaron en las afueras del templo, portando pancartas que pedían el fin de la violencia y clamaban por seguridad en un estado que parece estar sumido en un conflicto incesante.
"No más sangre" y "Justicia para nuestro presidente" eran algunos de los mensajes que resumían el dolor y la indignación de una sociedad cansada de vivir bajo el asedio del crimen organizado.
El asesinato de Arcos, apenas una semana después de haber asumido el cargo como alcalde, fue un golpe devastador para la ciudad. El cuerpo del funcionario fue encontrado dentro de su propio vehículo. El funcionario fue decapitado y su cabeza fue colocada en el cofre de su auto, una escena perturbadora que se hizo viral en redes.
Previamente, Arcos había expresado en varias entrevistas públicassu temor por la creciente inseguridad en la región, solicitando protección tanto a las autoridades locales como federales.
Este suceso ocurre en un contexto alarmante para Guerrero, donde la violencia contra funcionarios públicos se ha vuelto cada vez más frecuente. La ONU-DH se pronunció sobre el asesinato, condenando los hechos y exigiendo una investigación rápida y eficaz. El organismo internacional subrayó la necesidad de proteger a los servidores públicos para garantizar el funcionamiento democrático, en medio de una situación que pone en riesgo la gobernabilidad misma del estado.
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