- 07 de septiembre de 2024
Descubre cómo la icónica pastelería se convirtió en un referente gastronómico que ha perdurado a través de los tiempos en México
En el corazón de la Ciudad de México, entre la historia que cobija sus calles adoquinadas, nació un icono gastronómico que ha deleitado los paladares mexicanos durante casi 150 años. La pastelería El Globo, conocida por sus exquisitos pasteles y repostería fina, no solo ha sido testigo de los cambios en la sociedad y la gastronomía, sino que también ha sobrevivido a momentos cruciales en la historia del país, incluida la Revolución Mexicana.
En 1884, una familia italiana de apellido Tenconi se unió a Giovanni Laposse, un francés experto en repostería, para dar vida a lo que se convertiría en la primera pastelería El Globo. Su primer hogar fue en las calles del Centro Histórico, específicamente en la intersección de Madero e Isabel la Católica, marcando así el inicio de una travesía dulce que trascendería décadas y generaciones.
La Revolución Mexicana, un conflicto que transformó la nación, también dejó su marca en El Globo. En 1918, las puertas de la pastelería tuvieron que cerrarse temporalmente debido a la intensidad del conflicto. Sin embargo, la esencia dulce y perseverante de El Globo no se apagó. Fue en 1923, tras el torbellino revolucionario, que la pastelería resurgió, esta vez ubicada detrás del majestuoso Palacio de Bellas Artes.
Con el tiempo, las primeras sucursales del Centro Histórico dejaron paso a nuevas ubicaciones, pero la tienda más antigua, inaugurada en 1947 en la calle de Tabasco en la colonia Roma, sigue endulzando los días de los clientes hasta el día de hoy, tras una remodelación en 2008.
Durante los años 60, El Globo se aventuró en el mundo del autoservicio y amplió su repertorio con productos que incluían crema y frutas, marcando una evolución en su propuesta gastronómica. En 1997, se unió al Grupo Sanborns, una estrategia que impulsó su crecimiento, expandiéndose a 100 puntos de venta en 8 ciudades mexicanas.
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El año 2005 marcó un hito cuando El Globo se integró a Grupo Bimbo, uniendo fuerzas con una de las empresas líderes en la industria alimentaria. No solo mantuvo su esencia, sino que continuó su expansión, adquiriendo la marca El Molino en 2006.
Para 2009, la pastelería contaba con 279 puntos de venta, consolidándose como un referente en la escena gastronómica mexicana. No se detuvo ahí; con el tiempo, El Globo dio vida a dos nuevas marcas: La Balance y Corazón de Café.
Como dato curioso, la pastelería El Globo ha resistido no solo al paso del tiempo y eventos históricos, sino también a la evolución del gusto culinario, manteniendo su posición como un símbolo de tradición y calidad en la repostería mexicana. Su longevidad y adaptabilidad son testimonio de la pasión por el arte dulce que ha perdurado a través de los años, dejando un legado que sigue endulzando generaciones.
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